lunes, 27 de abril de 2015

ESCLAVO DE LA NECESIDAD DE GUSTAR A TODOS


Os comparto un post de María Luisa Moreno, (blogger de Zumo de Empleo), que me ha parecido muy interesante, espero que os resulte también a vosotros





¿Por qué dejamos que la gente tenga tanto control sobre nuestra vida? ¿Por qué nos movemos constantemente en busca de la aprobación de quien nos rodea, poniéndonos a veces en situaciones imposibles – hasta llegar a perjudicarnos a nosotros mismos para lograr esa aceptación, esa sensación de ser del agrado de todo el mundo?.

Te aseguro que si te sientes así… estoy contigo. Yo he avanzado mucho en los últimos años en este tema, pero aún no estoy ni mucho menos libre de esta pesada losa que es la necesidad de gustar a todos. De ser complaciente.

¿Por qué?

Cada uno tenemos una imagen de nosotros mismos – una imagen mental de cómo pensamos que somos. Quienes asumen el modus complacienti (término inventado donde los haya ) tienen una auto imagen de ser personas nobles, entregados, preocupados por los demás, profesionales… (rellena esta lista con tus propios adjetivos)

Hasta ahí, está bien. Cualquiera que aspire a alcanzar ese nivel de comportamiento, sería como para darle una medalla.

Pero ay, el maldito Cariñena.

No te basta con tener esa auto-imagen: necesitas ser percibido y validado por los demás como la persona generosa, súper currante y de gran corazón que eres en tu imagen de ti mismo.

Y para ello te mueves por la vida y tomas tus decisiones para lograr el máximo de validación y aprobación de todo el que te rodea. De todos: amigos, clientes, pareja, jefe, colegas, el del kiosko, tu médico…

Pero cuando quieres complacer a toda esa gente y buscas una reacción concreta de todos ellos, tu vida se puede volver bastante complicada.

Y aunque está genial hacer cosas para los demás y ser empáticos, los del modus complacienti, tendemos a poner las prioridades y necesidades de todos por encima de las propias con tal de no decir que no… y entramos en conflicto con nosotros mismos y con nuestra propia naturaleza.

Esta situación no es sostenible. Estás permitiendo que los demás impongan –directa o indirectamente- sus propias necesidades sobre las tuyas y estás permanentemente negando tus necesidades y deseos. Estás dejando tu propia vida de lado.

Antes o después, comienza el resentimiento, la tensión, el cabreo… porque al ir arrinconando tus prioridades, te estás impidiendo tú mismo avanzar hacia la vida que TÚ realmente quieres.

¿Cómo evitarlo?

Yo acabé por darme cuenta que esa búsqueda constante de aprobación externa como estrategia de vida, es una mierda no puede funcionar. Es un círculo vicioso sin fin. Buscas una seguridad en ti mismo que venga a través de la validación de los demás… ¿y está funcionando?

Ya sé la respuesta: no. Sólo te acabas convirtiendo en un yonki de esa necesidad de aprobación y validación externa.

Esta forma de buscar tu propia seguridad, no va a funcionar nunca. Si la gente más aclamada por su trabajo, los más populares o los más exitosos –actores, artistas, empresarios que se han hecho millonarios…-, no se salvan de sentirse inseguros a pesar de ser las personas que más validación externa logran… será que no es esa la manera de sentirse seguro, amado, aceptado?

No es fuera de ti mismo donde debes buscar esa seguridad Si lo piensas fríamente, la opinión que los demás tienen de ti es sólo una mínima parte de la imaginación, de los millones de pensamientos que tiene una persona… y esa mínima, minimísima parte de la imaginación de los demás está controlando tu vida. Está dictando hacia dónde puedes llevar tu vida. 

Eso te parece aceptable?

No hay comentarios:

Publicar un comentario